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Los estereotipos de género que influyen en las clases de Educación Física

The gender stereotypes that influence Physical Education classes

 

Graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte

Máster universitario en formación del profesorado de educación secundaria

obligatoria y bachillerato, formación profesional y enseñanzas de idiomas

Graduado en Magisterio en Educación Primaria con mención en Educación Física

José Miguel Illera Ariño

jmillera@hotmail.com

(España)

 

 

 

 

Resumen

          La clase de Educación Física es un lugar fundamental donde se favorece el desarrollo armónico y progresivo de nuestros alumnos/as, por ello los docentes tenemos que fomentar la integración de chicos y chicas en las diferentes actividades que se proponen desde el área. La naturaleza de nuestra materia es eminentemente práctica y el grado y la cantidad de aprendizajes está directamente relacionado con el número de intervenciones que una alumna o un alumno realiza en clase, por ello, en este artículo vamos a tratar cómo afectan los estereotipos en el desarrollo de nuestras clases de Educación Física.

          Palabras clave: Educación Física. Coeducación. Inclusión.

 

Abstract

          Participation in physical education classes is important and cannot be overlooked, since the nature of our material is eminently practical and grade and the amount of learning is directly related to the number of interventions that a student or a student in class, therefore, in this article we will try to affect the stereotypes in the development of our physical education classes.

          Keywords: Physical Education. Coeducation. Inclusion.

 

Recepción: 26/07/2016 - Aceptación: 18/04/2017

 

1ª Revisión: 24/04/2017 - 2ª Revisión: 15/04/2017

 

 
Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital. Buenos Aires, Año 22, Nº 227, Abril de 2017. http://www.efdeportes.com/

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1.     Introducción

    Según Hernández (2002), los estereotipos han sido construidos y conservados para mantener la estructura patriarcal del poder, generando en las personas las representaciones mentales correspondientes a cada género. Esto ha dado lugar a la distribución desigual del capital cultural, económico y político de la sociedad en la que estamos inmersos.

    Estas representaciones mentales que constituyen la identidad personal cuando no son construidas por el propio sujeto, son impuestas por el poder establecido y desarrolladas mediante representaciones estereotipadas de lo masculino y lo femenino.

    El género es una construcción cultural y social por la que queda definido lo que es ser mujer y ser hombre. Esto es utilizado para enfatizar las construcciones sociales sobre lo que es ser hombre, lo que es ser mujer y sus diferencias.

    Entiendo que, las diferencias de género no corresponden únicamente a diferencias biológicas, sino que están determinas por los contextos sociales, culturales e históricos a través de los cuales se desarrollan los procesos de sociabilización primario y secundario.

    La construcción de la identidad personal es un proceso complejo en el que intervienen factores personales, relacionales y culturales, estos factores se interrelacionan y operan en cada momento, a la vez.

Factores personales

  • El primer vehículo de identificación es el cuerpo. Las relaciones con lo otro y con los otros las establecemos a través del cuerpo, en esta relación vamos configurando los límites corporales de nuestra identidad.

  • Desde una edad temprana el alumnado interioriza modelos corporales que son un constructo cultural que les aporta su medio social y ello conlleva al rechazo hacia lo que no corresponde a esos modelos.

  • Otros factores personales determinantes de la construcción de la identidad son: el propio cuerpo, la identidad sexual, la autoestima y los afectos.

Los factores relacionales

  • Se refieren a la familia y al centro educativo (relaciones con los otros).

Los factores culturales

  • Tienen que ver con los valores (producto de lo que somos, lo que sentimos y nuestras experiencias), con el género y las actitudes.

  • Los medios de comunicación son muy importantes en la transmisión de los valores. La influencia de los modelos que transmiten es un claro ejemplo de la capacidad de estos medios en la creación de estados de opinión, modas, tendencias, etc.

  • Los centros educativos, como contextos de socialización son auténticos transmisores de valores. No es discutible por tanto si los valores son transmisibles o no, siempre se comunican: desde la cartelería distribuida por el centro, los libros de texto, los espacios de trabajo, las actitudes del profesorado y el alumnado, el lenguaje utilizado, etc.

    • Como docentes, tendremos entonces que discutir cuáles, cómo y de qué manera los trasmitimos y si al hacerlo favorecemos la construcción o no de estereotipos de género.

    El objetivo del siguiente estudio es conocer cómo afectan los estereotipos de género en el desarrollo de nuestras clases de Educación Física, además de poder dotar a nuestros alumnos/as los medios adecuados para que se integren en las clases.

Delimitación conceptual

    Con el objetivo de que la explicación del tema analizado sea más fluida, considero imprescindible, antes de entrar en materia de análisis, dejar claro los siguientes términos que utilizamos con frecuencia indistintamente en situaciones de la vida diaria, sin embargo, dentro del ámbito educativo, debemos de medir estas palabras , puesto que poseen diferentes significados. Los conceptos que abordaré son los siguientes: sexo, género, modelo corporal, escuela mixta, coeducación, educación física y género.

Sexo y género

    Según Vicent (2011) se entiende por sexo a las diferencias que existen en relación a los órganos genitales y en su función en la reproducción humana, determinado por características genéticas, hormonales fisiológicas y funcionales mediante las cuales los seres humanos nos diferenciamos bilógicamente. Por el contrario, el concepto género, se refiere al conjunto de normas diferenciadas para cada sexo, impuesta por la sociedad que las elabora según sus necesidades. Siendo según Bonamy (2009) una interpretación cultural del sexo, como una elección de ser masculino o femenino, independiente de la naturaleza genética.

    Tomando estas definiciones como punto de partida, observamos que las principales diferencias entre estos dos conceptos se encuentran en el enfoque de donde provienen, refiriéndose al sexo desde una perspectiva biológica, otorgando un matiz psicosocial al género, rasgos, roles, motivaciones y conductas son asignadas de forma diferente tanto a hombres como mujeres. Según Sánchez (2005) En la materia de Educación Física hay que tener en cuenta ambas, tanto las diferencias biológicas que se producen de forma natural como las de género siendo este un aspecto primordial que todo docente debe tener en cuenta en sus clases.

Concepto corporal

    Según Lamas (2002) a pesar de que en la cultura occidental han primado los valores intelectuales frente a los corporales, es cierto que la dimensión corporal ha estado presente en el ser humano a lo largo de la historia ya sea para fortalecerla, desarrollarla como para someterla y castigarla, existiendo una educación corporal mediante procedimientos implícitos y explícitos.

    Desde la Antigüedad la visión que se tenía de los modelos corporales masculino y femenino, iba más allá de lo biológico. Pertenecer a un sexo u otro representaba diferencias de naturaleza sociológica, considerando el cuerpo de la mujer como un hombre imperfecto, quedando en un segundo plano para la sociedad.

    Si bien estas diferencias corporales han sido relevantes a lo largo de la historia, Según Vázquez (1989) es a partir de la Revolución Industrial cuando el concepto corporal toma una nueva dimensión con una mayor relevancia en nuestra sociedad. Gracias a la Revolución Industrial, la forma de trabajar se perfecciona, mediante la mecanización de los sistemas de trabajo, lo que supone un aumento del tiempo libre, esa necesidad de cubrir el tiempo libre, denominado ocio unido a otros cambios familiares y demográficos, hace que surjan nuevas preocupaciones relacionadas con el cuerpo, constituyéndose en uno de los pilares de la Edad Moderna.

    En los últimos años, los avances tecnológicos y la globalización han hecho que los medios de comunicación sean los principales agentes reforzadores de los estereotipos masculinos y femeninos. Según Lasaga, & Rodríguez (2006) son los medios de comunicación los que difunden prácticas y modelos corporales concretos a través de películas, anuncios, programas de televisión, estandarizando ese ideal de cuerpo en función del sexo. Estas idealizaciones corporales hacen que las personas comparen lo ideal con lo real, generando dificultades que pueden llegar a convertirse en graves problemas de identidad personal.

    El modelo de cuerpo femenino que se muestra en los medios de comunicación, es un objeto sexual, con un marcado carácter estético y seductor para atraer al varón además del modelo maternal para la procreación, es decir, se entiende que para la sociedad el cuerpo de la mujer es un bien social. Sin embargo, esta concepción corporal tradicionalmente aceptada por la sociedad ha sido duramente criticada por el movimiento feminista reclamando el derecho a decidir sobre su propio cuerpo.

    En la actualidad, coexisten dos modelos corporales en nuestra sociedad. Un primer modelo instrumental de eficacia, en el que predominan la fuerza y la belleza, correspondiéndose con el modelo tradicional masculino, admitiendo en este modelo la incorporación de la mujer. El segundo modelo denominado relacional, se prioriza la expresión, y la comunicación a través del cuerpo como búsqueda de la salud y la relación social.

Escuela mixta y coeducación

    Se entiende por educación mixta, aquella educación conjunta de niños y niñas, que de forma aparente desarrolla contenidos neutros y universales, pero que en realidad son estereotipados y dominantes, guiados por un modelo masculino dominante, sin tener en cuenta, las diferencias individuales y/o colectivas.

    Según Sánchez y Rizos (1992) se entiende por coeducación contribuir a que se desarrollen todas las capacidades y aptitudes de las personas con independencia del sexo al que pertenezca. Este término aporta una mayor riqueza y amplitud que el de enseñanza mixta, implicando condiciones de igualdad real de oportunidades académicas, teniendo en cuenta que cada sexo parte de unas condiciones de partida y tiene que recorrer diferentes caminos para llegar a los mismo objetivos, aceptando que durante ese proceso cada persona pueda construir su propia identidad social, ayudando a superar los sesgos sexistas, fomentando una convivencia basada en el respeto mutuo.

Educación Física y género

    Desde los inicios de esta materia a mediados del siglo XIX, ya se notaban diferencias entre la actividad espontánea predominante en la educación de los niños y el restringido sistema artificial de las niñas. Posteriormente con la incorporación de los movimientos y escuelas gimnásticas (sueca, francesa, inglesa y alemana) se van introduciendo las primeras participaciones de las mujeres en la actividad física; especialmente se adoptó la metodología sueca basada en ejercicios individuales y analíticos, eliminando todo tipo de interacción física entre ellas.

    El movimiento deportivo originado en las Publics School, supuso un paso determinante para la evolución de la Educación Física femenina. En Inglaterra gracias a este movimiento comenzaron a implantarse los primeros juegos deportivos como el hockey, balonvolea, tenis y criquet, todos ellos estaban organizados al aire libre, si bien esta pionerapráctica deportiva femenina no era reflejo de la sociedad inglesa sino de un pequeño sector privilegiado perteneciente a la clase media-alta

    Con el comienzo del siglo XX, comenzaron a formarse las primeras maestras en Educación Física, si bien su formación está orientada fundamentalmente a fines terapéuticos.

    En la primera década de este siglo se estableció la Educación Física femenina de una manera formal desarrollando contenidos como gimnasia, natación, juegos al aire libre y danza. Aunque esta decisión de formalizar la enseñanza de Educación Física femenina parecía un avance hacia la igualdad educativa, esto no era así obteniendo las primeras diferencias en las enseñanzas deportivas realizadas tanto para un grupo como para otro. Los deportes que realizaban los chicos eran para hacerse hombres, siendo deportes que requerían, toma de decisiones, un rol activo, iniciativa y capacidad de liderazgo, las chicas en contraposición practicaban juegos deportivos que no implicaran contacto físico, realizando actividades deportivas mediante un implemento como hockey, lacrosse o de cancha dividida como el balón volea dando prioridad en este tipo de deportes al desarrollo de la conciencia moral mediante la aceptación de las normas de estos juegos (Scraton, 1995).

    En España, la instauración del periodo franquista, no hizo más que ralentizar, los avances que se habían acometido en las primeras décadas de este siglo, comenzando a imperar la visión de la mujer como cuidadora del ambiente familiar, destacando su papel como esposa y madre ejemplar. Según Manrique (2003), la sociedad española en la época franquista no estaba preparada para ver a la mujer disfrutando de la realización de deportes individuales o colectivos o ejercitándose físicamente, era algo atípico.

    En 1945 se establecieron una serie de ejercicios físicos como la natación, hockey, baloncesto, balonmano y esquí, presentándoles como ideales desde el punto de vista moral y técnico ya que su inclusión en la programación de Educación Física facilitaba la adquisición en las mujeres de una serie de valores como cumplir la perfección del cuerpo, necesaria para el equilibrio de la persona, salud del alma y espíritu de competitividad para que participen en todas las tareas.

    En la práctica estas mejoras se vieron truncadas, si bien por un lado se pretendíafomentar en ellas la cooperación, la mejora del rendimiento corporal a través del gusto por el movimiento, pero por otra parte estas metas “llenas” de buenas intenciones estaban sometidas a numerosas restricciones y controles basados en estereotipos sexistas que limitaban este disfrute, no dejándolo practicar de forma natural, como referencia a este control puede observarse una reglamentación propia acerca de la vestimenta que deban de llevar las mujeres.

    Según Pérez, y Santamaría la Educación Física masculina realizada por el profesorado del frente de juventudes tenía un carácter militar basada en la práctica de deportes colectivos y de ejercicio físico en la naturaleza, estas prácticas buscaban educar al hombre para ejercer su poder patriarcal

    En la última etapa del franquismo surgen los movimientos que reclaman, la igualdad del hombre y la mujer en el ámbito educativo. La Ley General de Educación Básica de 1970 en la que se establece la obligatoriedad de la enseñanza hasta los 14 años, es la primera norma dirigida a ambos sexos. En esta norma el modelo educativo femenino cambia, teniendo que incorporarse al modelo educativo masculino vigente, una enseñanza diseñada por y para los hombres.

    La llegada de la democracia supuso una ruptura del modelo franquista con numeroso cambios sociales, entre otros se produjo un acercamiento hacia la igualdad del hombre y la mujer, desembocando en cambios educativos que tardaron en reflejarse en el currículum oficial de Educación ya que no es hasta 1991, con la promulgación de la Ley Orgánica General del Sistema Educativo, donde se replantea la actividad educativa vigente con el fin de proporcionar a los niños y a las niñas una formación plena que les permita confirmar su propia y esencial identidad, Para ello, se busca eliminar del currículum toda referencia y práctica discriminatoria hacia la mujer. Estos cambios en Educación Física se tradujeron en críticas hacia los deportes “masculinos” vigentes en esta área y la formulación de sus consiguientes propuestas alternativas, como deportes cooperativos y tradicionales con características menos agresivas que los primeros.

    Como afirman González, Salguero, Tuero, & Márquez (2003) son numerosos los profesionales procedentes desde diferentes ámbitos educativos, los que han investigado, preocupándose por la educación recibida por la mujer, por parte de la Educación Física femenina desde su incursión en el sistema educativo, llegando a establecer que a pesar de los numerosos cambios sociales y educativos que han propiciado una igualdad legal, los numerosos tópicos y estereotipos sociales, que giran en torno a la mujer y la actividad física, provocan que todavía exista una desigualdad real. Estos estereotipos puede que en Educación Física estén consolidados debido a las particularidades que presenta dicha área.

    Según Álvarez et cols. (1990), los estereotipos que se dan en el área de Educación Física pueden clasificarse en tres categorías: los que se muestran a través del currículum oculto, lasexpectativas del profesor y las actitudes del alumnado.

    El currículum oculto se refiere a los valores, creencias, actitudes, normas y estereotipos que se generan sin una intención educativa voluntaria, procedentes de la sociedad y que acompañan a los contenidos que los responsables educativos consideran, que se deben de adquirir. Los docentes y el alumnado en los centros educativos no son conscientes de su enseñanza y aprendizaje, de ahí la complejidad para identificarlos y modificarlos. En Educación Física este currículum oculto, tiene un gran protagonismo, ya que en el desarrollo de esta materia influye la valoración y conciencia que tenemos de nuestro propio cuerpo, los usos y técnicas corporales y modelos dominantes según el sexo y la edad transmitidos a través del estereotipo corporal masculino y femenino.

    La adopción por parte de la sociedad de un código de lenguaje androcéntrico, contribuye a fomentar las desigualdades entre géneros, implicando una negación del género femenino. En Educación Física no sólo sucede esta eliminación en referencia al lenguaje femenino sino que este es utilizado como reforzador negativo, para desvalorizar a la persona a la que nos referimos o por el contrario reforzar positivamente ensalzando actitudes mediante términos masculinos.

    Por otro lado las niñas consideran que la atención que reciben por parte del profesorado es secundaria, influyendo directamente sobre su participación en la clase, ya que las participaciones voluntarias por parte de ellas dependen de la demanda de intervención generada por parte del docente.

    Estas situaciones de negación de lo femenino a través del lenguaje unidas a una atención en segundo plano por parte del docente aumentarán significativamente las posibilidades de abandono de actividades físicas por parte de las niñas.

    Las expectativas que suele tener el profesorado son similares a los prejuicios y roles de género socialmente aceptados, como consecuencia de estas expectativas se espera que los niños cumplan con el estereotipo sexual masculino: fuerte, grande, agresivo, consistente, potente, competitivo, etc. cualidades que hacen referencia más a su rol dominante que a su morfotipo.

    Por el contrario, al estereotipo femenino se le atribuyen cualidades como: coordinación, flexibilidad, suavidad, etc. relacionadas con un rol pasivo y subordinado al modelo masculino dominante.

    Para corregir estas desigualdades socialmente aceptadas, los docentes deberán de programar tareas en las que se favorezca la igualdad de roles estimulando el desarrollo de aquellos aspectos en los que cada sexo esta menos dotado, ya sea por razones culturales o de otro tipo.

    El alumnado también es transmisor de estereotipos que generan prejuicios y actitudes en ellos, influyendo de manera muy directa en las clases de Educación Física en cuanto a posibilidades y capacidades de movimiento, autonomía y seguridad en sí mismos, logrando un mayor desarrollo motriz en chicos que en chicas (Álvarez et cols., 1990).

    Un ejemplo práctico de transmisión de los estereotipos nos lo muestra a través de los libros de texto González (2005). En él se estudian los libros de texto editados que sirven de apoyo de las clases de Educación Física escolar, trata de analizar si los contenidos asociados al sexo masculino tienen preferencia en estos documentos, en lo que a número de páginas se refiere, también analiza las ilustraciones de los libros para observar la proporción entre imágenes de sexo femenino e imágenes de sexo masculinos, se ha comprobado que los libros de texto son mediadores del sexismo en la escuela, esto sirve para que los responsables que editan estos libros se replanteen las cuestiones anteriormente citadas y para que los profesionales de la Educación Física nos percatemos del poder que tienen los materiales curriculares al reforzar conductas sexistas y esto nos haga adoptar las medidas oportunas para contrarrestarlos.

    Otro aspecto que hay que considerar, en la transmisión de estereotipos es la opinión que tienen los profesores sobre los contenidos que imparten como afirman Sáenz, Sicilia, & Manzano (2010).

Aportaciones del currículo para lograr la coeducación

    Según la administración educativa se establecen una serie de medidas, plasmadas en el currículum, con el fin de asegurar la igualdad de oportunidades educativas de las mujeres. Cada centro educativo incidiendo en el proyecto educativo de centro y en la programación de área de nuestra asignatura, se encargará de forma personal de dar un sentido más práctico a esta propuesta coeducativa.

Objetivos

    Desde el ámbito educativo se pretende que tanto los objetivos generales de etapa como los de área sean alcanzados tanto por los alumnos como las alumnas, por ello no sólo vale que los objetivos sean formulados por el currículum de manera coeducativa sino que los institutos a través del proyecto educativo de centro y los docentes mediante la programación del aula, tengan en cuenta estas medidas para que no se tienda a priorizar al modelo masculino, proponiendo objetivos equilibrados que sean accesibles par a todo el alumnado.

Contenidos

    Para trabajar los contenidos de educación física de forma coeducativa, un docente debe de presentar en sus clases de manera equilibrada contenidos asociados históricamente tanto al hombre como la mujer, no dejando los contenidos vinculados a estas en un segundo plano, que es lo que suele ocurrir con actividades relacionadas con la comunicación y la expresión. Además de equilibrar la distribución de contenidos ligados a uno u otro sexo es imprescindible que estos se orienten hacia la participación, cooperación a través de actividades lúdicas y cooperativas presentando los contenidos de una forma novedosa y neutral, eliminando todo tipo de carga sexista para el alumnado.

Metodología

    El profesor presentará las tareas a realizar de la forma menos discriminatoria posible, resaltando la cooperación y la participación de los alumnos y alumnas antes que el resultado final, por otra parte garantizará la oportunidad que tanto chicos y chicas experimenten la capacidad de liderazgo, favoreciendo situaciones del juego en el que la dirección o guía del grupo experimente cambios de forma alternativa.

    El seguimiento de estos contenidos debe de ser formativo, estableciendo objetivos a corto plazo diferentes para cada persona, centrándose más en el proceso de consecución de esos objetivos diarios que únicamente en un objetivo final o de resultado, de esta manera nos beneficiaremos de este seguimiento paso por paso pues el alumno será más consciente de sus mejoras logrando una mayor motivación intrínseca en la realización de las tareas

Evaluación

    Es necesario que el profesor, realice una evaluación cualitativa mediante la observación directa y de forma individualizada, por otro lado, deberá elaborar actitudes próximas a la coeducación, introduciendo escalas de valoraciones con criterios como “discrimina por razón de sexo” con el objetivo de evaluar todo el proceso del sistema educativo (Domínguez, 2010).

Conclusiones

    La educación corporal y física ha sido diferente tanto para los hombres como para las mujeres siendo para estas últimas un proceso tardío con un evidente saldo a favor del varón. Actualmente, con la escuela mixta, parece que la igualdad de oportunidades educativas es una realidad, aunque esto no es así, ya que la mujer se tiene que adaptar con frecuencia al modelo masculino, tradicionalmente implantado por la sociedad.

    La escuela coeducativa más allá que simplemente agrupar conjuntamente a chicas y chicos, busca que existan nuevas condiciones para que se produzca una igualdad de oportunidades, a través del respeto y la valoración de las características de ambos grupos y tomando mediadas diferentes, si es necesario, ya que el punto de partida en muchas ocasiones es distinto para las chicas que para los chicos.

    El papel del profesorado es una pieza clave para llevar a cabo cualquier cambio en el proyecto educativo, por ello es de vital importancia que éstos estén formados para desarrollar estrategias coeducativas, haciendo ver al alumnado que la educación y los condicionantes culturales son los que influyen en las actitudes de mujeres y hombres ante la práctica deportiva en vez de creer que el máximo responsable es el determinismo biológico.

    Tenemos que hacer ver al alumnado que los contenidos en sí, no son los elementos que refuerzan las diferencias entre chicos y chicas, sino que el determinante que verdaderamente influye en estas diferencias es la forma de tratarlos didácticamente mediante el diseño de tareas, organización del grupo, criterios de evaluación, actitud del profesorado respecto al resultado, etc.

    He observado que para trabajar contenidos que están sesgados en función del género, se necesita una fase previa de confianza, presentando a las alumnas y los alumnos el contenido de forma atractiva, con ejercicios de diferentes niveles para que cada cual trabaje en su zona de desarrollo próximo. En una fase posterior, después de crear este clima adecuado, se proponen contenidos más específicos del tema en los que cada alumna y alumno sea consciente de la importancia de su papel en las tareas dependiendo de la disposición y experiencia de cada cual.

    El profesorado debe orientar todos sus esfuerzos docentes hacia la cooperación, participación e integración del alumnado, ya que uno de los fines de la Educación Física se basa en crear actitudes positivas hacia la misma para se establezca una adherencia al ejercicio físico y continúe la práctica deportiva fuera del contexto escolar.

    Por último, considero que realizar investigaciones para establecer estrategias coeducativas en el campo de la Educación, y en base a ello, aplicar pautas según los resultados determinará y ayudará a que se produzca un cambio real en la consecución de la equidad entre mujeres y hombres.

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